martes, 12 de abril de 2016

EL RAFTING

El rafting es una modalidad deportiva que combina aventura, emoción, disfrute de la naturaleza y trabajo en equipo. Se practica en los lechos de los ríos, aunque también existen circuitos cerrados para poder iniciarse en ella sin peligro. El rafting es una alternativa relativamente nueva, pero que cuenta ya con muchos aficionados. La presencia de un  monitor  hace que cualquiera pueda probar lo que se siente bajando un río. A medida que vayamos adquiriendo experiencia, nos podremos adentrar en aguas más bravas, donde la tensión, la emoción y la sensación de riesgo serán continuas.



Un buen descenso en balsa suele ser una experiencia inolvidable, donde todos los sentidos están alerta y donde la ayuda y colaboración de nuestros compañeros de aventura son fundamentales para que todo acabe bien.

El éxito de este deporte reside en que no son necesarios unos profundos conocimientos técnicos o una preparación física excepcional. La labor más difícil recae en el monitor, presente siempre en todo el descenso, que es quien se encarga de llevar el bote por las zonas apropiadas, mientras que los demás navegantes sólo deben seguir unas instrucciones simples para facilitar su tabor.

¿EN  QUÉ  CONSISTE?

El rafting es el descenso por un rio de montaña de un grupo de personas a bordo de un raft o bote neumático, sin motor, La embarcación es arrastrada por la corriente mientras los tripulantes la dirigen mediante los remos, El bote neumático tiene unas medidas de 5 x 2 m y una capacidad de cuatro a diez personas. Los tripulantes van provistos de un remo corto de una sola pala, con el que, siguiendo las instrucciones del monitor, dirigen la embarcación, sorteando los obstáculos que el río presenta. Para practicarlo, además del bote neumático y los remos, se precisa de un casco adecuado, un chaleco salvavidas, calzado de neopreno (escarpines), y un traje de neopreno a fin de proteger del frío y golpes,





CLASIFICACIÓN DE LOS RÍOS

En el descenso de ríos existe una clasificación internacional ampliamente aceptada para clasificar los ríos según su grado de dificultad al navegarlos:
Aguas planas. Se refiere a cuerpos de agua cuya superficie es prácticamente plana, sus remolinos, huecos y olas son despreciables.
Clase I: muy fácil. Aguas casi planas, muy poco turbulentas con olas pequeñas. Totalmente navegable
Clase II. Fácil. Aguas un poco turbulentas con huecos y hoyos de no más de 25 cm, remolinos pequeños sin peligro alguno para un nadador.
Clase III. Intermedio. Aguas turbulentas con huecos y olas medianas de no más de 1 m, remolinos de cuidado para un nadador y de alguna consideración para una embarcación. La navegación requiere buena técnica y conocimiento del río. Existen algunos pasos técnicos de atención
Clase IV. Difícil. Aguas blancas muy turbulentas pero predecibles. Huecos y olas de hasta dos metros, remolinos considerables para una embarcación. Pueden existir cascadas de consideración. La navegación requiere muy buena técnica y conocimiento del río. Existen pasos estrechos que requieren maniobras técnicas complicadas
Clase V. Experto. Aguas blancas muy turbulentas poco predecibles con olas y huecos de más de dos metros. Remolinos y cascadas de peligro. Requiere un grado de técnica experto y muy buen conocimiento del río. Necesidad de maniobras extremadamente técnicas
Clase VI. Extremadamente difícil o No navegable. Se considera muy difícil o imposible de navegar. Peligro de muerte.

Todo río rápido no tiene una misma clase en toda su extensión, sino que posee una sucesión de tramos de distintas clases. Un río o un tramo del mismo se consideran de la misma clase que su rápido más difícil. La mayor parte de la actividad en descenso de ríos se realiza en las clases III y IV,
quedando las clases II e inferiores en la categoría de navegación general en la que otras embarcaciones, técnicas y equipos son utilizados. Los ríos de clase V son abordados únicamente por expertos.



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